Los traumas pueden ser consecuencia de diversas situaciones ocurridas en la gestación, en el nacimiento, en un accidente, por estrés, presiones sociales y económicas, etc.
El trauma puede ser ocasionado físico, emocional o mentalmente. En la niñez temprana los niños que padecen de traumas actúan de manera singular. Pueden sentirse indefensos, inseguros y miedosos y usualmente recrean las situaciones traumáticas durante el juego. Después de una situación traumática, muchos empiezan a actuar como si fuesen más pequeños y pueden hacer cosas que ya estaban superadas (chuparse el dedo, mojar la cama…).
Después de un trauma es recomendable mantener las rutinas, entender las necesidades especiales del niño debido al trauma y aceptar los sentimientos y reacciones típicos de los niños con traumas. A parte de eso es bueno hablar con los niños sobre el evento traumático. Se debe tratar de escuchar al niño, responder a sus preguntas de manera simple, corta y sincera, decirle que no es su culpa, hay que dejarlo hablar sobre lo ocurrido con amigos (depende del caso).
OPINION
Como se ha dicho, el hablar acerca de los traumas no es una opción es básicamente necesario para que el niño pueda enfrentar la realidad y superar el trauma. Claro, que no todo se debe hablar. A los niños hay que hablarle a su nivel, responder las preguntas que ellos tengan. No se espera que se le diga todo pues no pueden manejar todo y mucho menos entender las causas. Lo más importante es escuchar, aclarar dudas y que lo ocurrido no es su culpa, darle seguridad y apoyarlo en amor.